Capítulo I
Sibila nace bajo una roca plana, adornada con todos los colores de los líquenes del Páramo.
La belleza y la armonía de la naturaleza, sintetizada en una piedra soleada, salpicada de líquenes verdes, amarillos, naranjas y grises. Protege del águila real a los lobeznos que acaba de parir una loba.
«Una loba saltarina, de cuyo nombre nunca nadie sabrá jamás», da a luz en este cubil a Sibila, la protagonista de la película. Así empieza Félix Rodríguez de la Fuente el relato magistral «LOBOS», guión de una película que tenía en mente desde los años sesenta del pasado siglo XX, como consta en una carta que escribió solicitando un permiso para rodar en el monte de «El Pardo», en Madrid. No se lo concedieron. Años después alquiló el cañón de las hoces del río Dulce, cerca de Peregrina, Guadalajara, y allí rodó escenas de este guión que montó en forma de documental del programa «El Hombre y la Tierra». La versión literaria del guión «LOBOS» se emitió por aquellos mismos años en Radio Nacional de España, con el nombre de «Cuento de Lobos». Empieza así:
El que Félix Rodríguez de la Fuente describa con ese detalle una piedra, dándole rango de protagonista, al punto de presentarla casi como algo vivo, entronca con la idea que subyace a su pensamiento, la de que «todo forma parte de un todo», desde el reino mineral a la vida inteligente humana.